Hoy es el día de las personas
mayores y por eso quiero dedicarles estas palabras.
Nos lo han dado todo, una vida,
una experiencia y llegan al final de sus momentos muchos en la misma situación
que como llegaron al mundo: hay que cambiarles los pañales, darles de comer,
acostarlos, asearles, vestirles, sacarles a pasear,…
En esos momentos, al igual que
los bebes, lo que más necesitan es cariño, sobre todo de las personas más
cercanas, a pesar de que el Alzheimer les impida saber quién es la persona que
está atendiéndoles.
Volviendo a mi lema: “el
movimiento es vida”, es importante tener presente que necesitan actividad
dentro de sus posibilidades a pesar de que se resistan. No se trata de
alargarles la vida, si no de darles una calidad de vida, de hacerles más fácil
el día a día.
Gracias a ellos podemos llevar el
ritmo de vida que llevamos. Hasta hace poco, los abuelos formaban parte del
núcleo familiar y eran indispensables para la educación de los más pequeños. De
hecho, la especie humana es de las pocas, por no decir la única, que ven nacer
a los hijos de sus hijos. Esto es porque cuando nacemos somos los mamíferos
menos preparados para este mundo y necesitamos mucha ayuda.
Por eso los abuelos forman parte de este núcleo familiar.
Y cuando llegan a esa fase de la vida en que se vuelven como niños, es cuando
más nos necesitan. Así que no nos olvidemos de ellos y no los dejemos de lado.
Debemos cuidarlos, estar a su lado y darles todo el cariño del mundo, porque se
merecen todo esto y más.